El juego de la muerte

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Este documental es un experimento en el que se realiza un seguimiento a 80 personas que se presentan voluntarias para participar en el piloto de un nuevo concurso de televisión, pero que, sin saberlo, están participando en un experimiento similar a los que realizó Stanley Milgram en Yale en los años sesenta para estudiar el impacto de la autoridad en la obediencia de la población. Con ellos, Milgram pretendía encontrar una explicación al sometimiento de la sociedad civil alemana bajo el mandato de Adolf Hitler.

En este concurso, una glamurosa presentadora ordena a los concursantes que realicen descargas eléctricas a sus compañeros de juego cada vez que éstos fallen las preguntas de un cuestionario. El concurso comienza y, mientras tanto, un grupo de psicólogos analiza los inquietantes resultados. Aunque el concurso es una farsa y las descargas eléctricas no son reales, ni el público en el plató ni los participantes lo saben. Parte del juego les obliga a convertirse en torturadores, realizando descargas eléctricas hasta niveles extremos. El objetivo del experimento es observar hasta qué punto una persona es capaz de obedecer a la autoridad aún sabiendo que está haciendo daño a otra persona. Tras su estreno en la televisión francesa, el documental levantó mucha polémica y fue comentado en la prensa de todo el mundo. El experimento es una llamada de atención sobre los peligros de obedecer ciegamente a la autoridad y el poder de manipulación de la televisión.



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2 comentarios en «El juego de la muerte»

  1. imprescindible¡¡¡¡ simplemente un experimento fantastico y muy ilustrativo de lo que en mi caso llevo denunciando a mi circulo mas cercano, la televisión puede ser un arma política, coorporativa y social mas destructiva que cualquier bomba, mal usada desde luego, como casi todo, hay que ser critico en este mundo y no dejarse anular.

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  2. El documental muestra como dato sorprendente que el porcentaje de personas que ceden ante la autoridad haya aumentado en un 20% en este experimento con respecto al de Milgram, pero me parece algo normal y obvio, pues en el experimento de Milgram el sujeto sólo tenía la presión del que le daba las instrucciones, y no había nadie más en la sala. En este caso, a la figura autoritaria hay que añadirle la presión que suponen las cámaras, el público y los decorados, pues todo ello creado específicamente para la ocasión crea mucha presión a la hora de que un concursante se eche atrás.

    Los medios tienen mucho poder ya que influyen para bien o para mal en el pensamiento y la ideología de la gente, pero me parece exajerado concluir a la vista de este experimento que la televisión sea tan destructiva, y lo demuestra el grupo reducido que tuvo que seguir jugando sin la presentadora (sólo con la presión de las cámaras y el público), con los que el porcentaje de personas que llegaron al final fue mucho menor que el de los que tuvieron presentadora.

    Lo que se puede concluir es que una figura autoritaria puede manipular nuestra conducta e ideología mucho más que los medios, lo que pasa en países como Cuba, Corea del Norte y China.

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