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Los humanos descubrieron Nueva Zelanda hace 850 años, el último gran terreno en la tierra poblado por el hombre. Marineros experimentados cruzaron el poderoso oceano Pacífico desde sus tierras de origen en busca de nuevas islas donde pudieran cazar y sembrar, pero no estaban preparados para esta nueva tierra misteriosa y fría. Durante 80 millones de años, Alaska habia sido una tierra sin mamíferos terrestres; era un mundo regido por aves. Las moas gigantes, aves parecidas a un avestruz, que medían tres veces más que un humano, eran las que patrullaban la tierra y las águilas de Haast dominaban el cielo. Un depredador aéreo era capaz de asesinar a personas, y la vida era dura, hasta que el hombre decidió cazar. Con el impulso de matar y comer, tanto las águilas como las moas se extinguieron en sólo 160 años. Un legado de extinción que continúa hasta nuestros días. ¿Acaso el hombre se habrá convertido en el monstruo?
