Navidad en Nueva York (Callejeros Viajeros)

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Miles de personas se agolpan para ver los elaborados escaparates de los centros comerciales o para corear la cuenta atrás que da pie al encendido del árbol de navidad más famoso de todo Estados Unidos: el del Rockefeller Center. Es Navidad en Nueva York.

De Carolina del Norte, de Washington y de las cientos de granjas que pueblan el país. Desde los 50 euros hasta lo que se quiera uno gastar. Los abetos de Navidad se venden casi en cada esquina y aquí no valen los de plástico. Son naturales y se reciclan. «Vas a la granja, eliges uno, y lo talas», dice Guillermo Fesser, metro en mano, intentando averiguar si la altura del pino entra en su casa de Rhinebeck, o no. A cien millas de Manhattan, la mitad de Gomaespuma nos prepara un pecho de pato «que es lo más parecido a un morcón español».

Porque las navidades también se comen. Gabriela y Nico pasan la tarde decorando unas enormes galletas de jengibre con forma de muñeco. Es el dulce por excelencia en Estados Unidos. Como los bastones de caramelo que adornan los árboles de navidad. «Los árboles se personalizan» cuenta Elena, mientras enseña adornos confeccionados expresamente por el nacimiento de sus hijos, o por la primera vez que patinaron. «Cada adorno tiene su significado y no se compran a granel».

Uno de los sitios para elegir es el mercado navideño de Bryan Park. Se encuentra junto a una de las tres pistas de hielo que divierten en Nueva York por estas fechas. Por poco más de 20 euros uno puede intentar no irse al suelo. Están abiertas hasta la madrugada y siempre están a rebosar. «Aquí las navidades se viven mucho», explica Patricia sobre los patines. «Eso sí, a precio neoyorkino». Y si de compras hablamos, la Quinta Avenida. «Los fines de semana es que no se puede ni pasar. Las tiendas están abiertas todos los días hasta las 11 o las 12 de la noche». «Compra, compra, compra» , dice Nana, una venezolana afincada en Nueva York que asegura que incluso hay agentes de policía especializados en que la gente no entorpezca el paso en las aceras.

Con un asado, decenas de niños correteando por el salón y por supuesto una guitarra. Así es como el cantante colombiano Juanes celebra las navidades. «Son unas fechas para estar con la familia. Nos juntamos muchos, seis hermanos por mi parte, más todos los sobrinos, formamos un gran combo. Chévere». Así de familiar se muestra el cantante minutos antes de los ensayos para la presentación de su último disco en Nueva York. Le decimos que nos han chivado que patina en Central Park. Se ríe y dice que solo mira cómo lo hacen sus hijas.

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