La idea del canibalismo siempre ha provocado fuerte rechazo. A menudo, los relatos de canibalismo nos traen a la mente a personas hambrientas comiéndose a sus seres queridos, ya fallecidos, por auténtica desesperación y por una voluntad enorme de supervivencia. Pero el canibalismo puede ser aún más atroz: en ocasiones el ser humano ha tenido que ir todavía más allá y matar a sus compañeros para alimentarse de su carne. Las consecuencias pueden ser graves: desde la cárcel hasta la exclusión social.