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China invierte en empresas alemanas de tecnología «made in Germany”. Una estrategia que forma parte de la estrategia estatal china de modernización del país.
Se considera que en muchos campos, China aún está infradesarrollada. Pero la cúpula china se plantea convertir al país en líder mundial, con su plan «Made in China 2025”. Para ello, el Estado estimula con ayudas financieras la compra de compañías extranjeras. Cada vez es más frecuente que empresas alemanas reciban ofertas de compra de inversores chinos y que estas pasen a manos asiáticas. Tan solo en 2016 se transfirieron más de 10 000 millones de euros de China a Alemania por adquisición o participaciones en empresas alemanas. El interés de los inversores asiáticos está focalizado sobre todo en el acceso al mercado alemán, y en la tecnología alemana. Un ejemplo reciente: la compra de Romaco, un servicio de tecnología de empaquetado para la industria farmacéutica, por parte del grupo chino Truking. «Confiamos en alcanzar -y algún día superar- a nuestros ‘grandes’ competidores”, anunció un ejecutivo de Truking, visiblemente orgulloso, a la plantilla de Karlsruhe. El reportaje muestra la coherencia y disciplina con la que se implementa la ofensiva inversora asiática y el papel que juega el plan «Made in China 2025” en este proceso. Pues mientras muchas empresas alemanas ven con buenos ojos la fiebre compradora china, porque inyecta capital y aporta perspectivas a la empresa, Jost Wübbeke, del Instituto Mercator de Estudios de China, advierte: «Cada vez son más las inversiones impulsadas por el Estado. Y detrás de ello se esconden poderosas estrategias político-industriales, cuyo objetivo apunta a sustituir los productos extranjeros por los chinos”. En cualquier caso, es obvio que las grandes diferencias entre los sistemas económicos y legales suponen un gran reto para las firmas y política alemanas. La industria y la política ¿están preparadas para el «ávido dragón” chino?
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