Tras el golpe de estado militar de 1965, el general Suharto ocupó el poder en Indonesia. A continuación llegó el genocidio: más de un millón de personas (presuntamente comunistas o reales) fueron asesinadas en menos de un año. Unas décadas después, dos de los más sanguinarios mercenarios de la época -que se hacían llamar «gángsters»-, Anwar Congo y Herman Koto, participaron en una película en la que recreaban los horribles crímenes, torturas, violaciones y asesinatos en masa que tranquilamente confesaron haber cometido.
En «The Act of Killing (El acto de matar)», Anwar y sus amigos acceden a hablar sobre las matanzas, pero la idea que tienen de aparecer en pantalla no tiene nada en común con el género documental: quieren ser estrellas del celuloide de sus géneros cinematográficos favoritos, el cine de gánsteres, los ‘western’ y los musicales. Así, ellos escriben los guiones, se interpretan a sí mismos y a sus víctimas.
El director y documentalista alemán Werner Herzog declaró al respecto: «No he visto un film tan potente, surreal y aterrador en la última década».
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