En la época de los descubrimientos, las aguas del océano Pacifico eran un ir y venir de naves cargadas de valiosas mercaderías. Fue el sueño de los exploradores, pero también un campo de batalla por el dominio de las rutas comerciales. En uno de los bordes de ese mar hay una isla, donde quizá estuvo el viejo paraíso. La llaman Hermosa y son pocos quienes saben que en ella se alzó una colonia española durante 16 años. Hoy, tan solo quedan castillos, extraños túneles e iglesias; y también una leyenda que pervive aún en el corazón de las gentes y que cruza sigilosa a través de los siglos.