Durante muchos siglos se ha tenido a las mujeres por seres inferiores, sin que fuese posible cambiar ese estado de cosas. Hoy se sabe que tal creencia es falsa y resulta fácil comprender que la injusticia es mala para todos. Es decir, la humanidad no ha ganado nada, sino que ha perdido por esa forma de pensar. No debe resultar extraño pues que por alguna casualidad, en algún rincón aislado del mundo, las cosas sean de otra manera. Ocurre en el sudoeste de China, cerca del Tibet, junto al lago Lugu. El poblado se llama Loshui y ellos son los mosuos y son unos veinticinco mil. Por lo común, y salvo que medien otras circunstancias, todos los que conviven en la misma comunidad tienen lazos sanguíneos entre sí. Si un hombre, por cualquier motivo, generalmente económico, ha de vivir en el hogar de su amada, se siente incómodo por la ausencia de su madre.