Hasta hace tan sólo unos años las Cajas de Ahorro eran entidades solventes y arraigadas en su territorio. Cuando llegó la fiebre inmobiliaria, la mayoría de estas entidades no quiso perderse este bocado tan sabroso… El final de este cuento es de sobras conocido: falta de liquidez, inyección de dinero público e intervención del Estado aderezado además por algunos escándalos como el de las indemnizaciones millonarias de algunos directivos de cajas. Ahora, clientes de cajas como la CAM o Nova Caixa Galicia, que pensaban que invertían su dinero en un depósito a plazo fijo, en realidad suscribieron las llamadas «participaciones preferentes», un producto de alto riesgo. El resultado es que el dinero ha desaparecido o no se podrá recuperar hasta el tercer milenio como pronto.