Al atrevernos a predecir los grandes cambios que se nos avecinan en el futuro, es imprescindible centrarnos en cuáles son las tecnologías más importantes: se puede afirmar que la biotecnología, la nanotecnología y la tecnología de la información transformarán el mundo.
La Naturaleza nos lleva ventaja en lo relativo a la tecnología de la información: nuestro cerebro es el ordenador más complicado del universo conocido. Por supuesto, no somos demasiado hábiles en ciertos tipos de cálculos muy especializados, como una gran simulación del clima por ordenador, pero ese mismo ordenador será incapaz de desarrollar una toma de decisiones como la nuestra.
A escalas tan bajas, la naturaleza también nos lleva mucha ventaja en el diseño de soluciones. La nanotecnología es un campo verdaderamente emocionante y la bacteria se ha convertido símbolo del futuro.
Además, si analizamos la evolución, y recordamos que la diferencia entre nosotros y un chimpancé radica únicamente en un pequeño número de cambios genéticos; queda claro que sólo hace falta un poco de ingeniería para hacer el cerebro mucho más grande.