En el Hemisferio Sur de la Tierra hay un continente que se encuentra solo. Australia es una inmensa isla cuya historia natural lleva 65 millones de años evolucionando independientemente. El 90% de su territorio es completamente llano. Es la tierra de las grandes distancias. Pero en el territorio norte se extiende un lugar enigmático que esconde toda la esencia salvaje de Australia; el sitio mágico de los ancestrales pobladores de la gran isla, uno de los parques nacionales más grandes del planeta: Kakadú.
El representante simbólico de Australia es el canguro, y en él tenemos una prueba viviente de la evolución de los habitantes salvajes de estas tierras. Es un marsupial: un tipo de mamífero sin placenta que acoge a sus crías en el interior de una bolsa. Un orden arcaico de animales cuyo santuario está aquí. Los marsupiales evolucionaron diversificándose en mil formas para ocupar todos los recursos de Australia.
Kakadu guarda la esencia de Australia en las llanuras cruzadas por las rocas más antiguas de la isla, y tal vez del planeta. En Kakadu sobreviven los últimos aborígenes que aún conservan casi intacta su ancestral cultura, basada en lo que ellos llaman «el tiempo de los sueños».
La cultura de estos pueblos aborígenes está marcada por los espíritus de los ancestros y la identificación profunda con la tierra que les rodea.