Zakhar Kalashov no es un preso cualquiera. Ocupa una celda de 10 metros cuadrados que es revisada diariamente y de la que le cambian cada cierto tiempo. Transcurridos unos meses, le trasladan de cárcel. A derecha e izquierda no tiene vecinos: esas celdas están permanentemente vacías por precaución. Cada día se le permite el acceso a un pequeño patio dos horas por la mañana y dos por la tarde. Algunas veces pasea solo. Nunca le acompañarán más de dos presos. El hombre que en su día fue conocido como «El Invisible» es hoy el preso más valioso y protegido en una cárcel española.