En el verano de 1588, el rey Felipe II de España envió la famosa Armada Invencible, la flota más grande jamás construida, para invadir la Inglaterra de Elizabeth I. Contra esta poderosa armada se alineaban los expertos marineros ingleses, al mando de Drake, con sus rápidos navíos de guerra y sus superiores técnicas de navegación. Problemas de toda índole, de organización, militares, navales y, sobre todo, las terribles tempestades habidas en ese verano de 1588, desbarataron los planes de Felipe II, convirtiendo la expedición española en un auténtico desastre.