El gánster Roy DeMeo, es uno de los máximos responsables de la ola de asesinatos que sacudió a EEUU en la década de los 70, se le atribuyen alrededor de 200 ejecuciones. Conocido como un despiadado asesino, descuartizaba a sus víctimas para que fuese imposible encontrar sus cuerpos.
DeMeo se encargaba, entre otros negocios, del tráfico de drogas, del cobro de préstamos a deudores morosos y, sobre todo, del robo de automóviles de lujo, que, aprovechando el control que la mafia tenía sobre el puerto de Brooklyn, eran enviados de contrabando a Medio Oriente y Asia. Era tanto lo que recaudaba que, pagados los correspondientes tributos y porcentajes a su jefe inmediato, Anthony «Nino» Gaggi, quien a su vez pagaba los tributos pertinentes a Paul «Big Paul» Castellano, quedaba a De Meo y a sus hombres una enorme cantidad de dinero.