La muerte más famosa de la historia es la muerte de Jesús de Nazareth. En el siglo I fue crucificado por los romanos en Jerusalén. Según las escrituras, María Magdalena, que estaba entre sus discípulos más íntimos, encontró la tumba vacía dos días después. Pero según el evangelio de San Mateo, después de la muerte de Jesús, circuló otra historia. Y, aunque el evangelio la califica de mentira, se rumoreó que los discípulos de Jesús habían cogido su cuerpo en secreto, presumiblemente para darle una sepultura permanente. Si es eso cierto, siguiendo la costumbre del siglo I en Jerusalén, habrían llevado el cuerpo de Jesús a una tumba familiar excavada en la roca.