La crisis económica, el desempleo, la falta de horizonte y la corrupción política son la fórmula base perfecta para que florezcan las ideas más extremistas. Así ocurrió en la Europa de entre guerras con el fascismo italiano y alemán, y así está ocurriendo, por ejemplo, en Francia con el Frente Nacional y en Grecia con Amanecer Dorado. España no se libra del ascenso de los grupos de ultraderecha y extremaderecha.
Partidos como Plataforma per Catalunya cuentan con 75 mil votos y enarbolan un discurso xenófobo, racista y de «defensa de la patria» frente al enemigo autóctono y foráneo. Son grupos políticos locales que van a más.
Movimiento contra la Intolerancia estima que se dan al año en España, 4.000 agresiones violentas por parte de estos grupos. Desde 1992, ha habido 80 homicidios motivados por el odio y la intolerancia. Hay más de 1.000 páginas webs xenófobas y se cifran en más de 10.000 los ultras y neonazis.
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