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Tenochtitlán, capital del imperio azteca, se edificó sobre una laguna, ahí donde los exploradores vieron, como los dioses habían previsto, un águila, posada sobre un nopal, con una serpiente en el pico. Por su perfección, se comunicaba con las orillas de la laguna por anchas calzadas de piedra, admiró a Hernán Cortés y fue llamada, la Venecia de América. Sobre ella está hoy la ciudad de México, la ciudad más antigua de Ámérica, con más de veinte millones de habitantes, lo que la convierte en la más poblada del país y una de las mayores del mundo.
México tiene 31 estados, además de la capital o Distrito Federal. Nos vamos a Puebla, cuna de la revolución mexicana, su capital Puebla fue fundada en 1531, con un diseño de cuadricula que, por su modernidad se adelantó al mundo en más de 300 años. Es Patrimonio Cultural de la Humanidad. La riqueza y perfección de sus conventos, parroquias y plazas la han hecho merecedora de ser llamada la Ciudad de los Ángeles. Y con esa expresión popular: «Comer como los mismos Ángeles» se quedará cualquiera que pruebe su rica y sabrosa gastronomía con platos ya internacionales como el mole poblano, o los chiles en nogada.
El volcán Popocatepetl, reina entre Puebla y el estado de Talxcala. Dice la leyenda que el guerrero Popocatepetl se enamoró de una bella princesa. Creyó la princesa que su amado había muerto en batalla y se dejó morir de pena. Los dioses la convirtieron en montaña, a la que llaman Iztaccihuatl, la mujer Dormida, al lado del Popocatepetl, por eso humea eternamente su corazón dormido… En el palacio de Talaxcala hay una magnífica colección de murales que cuentan la historia del país.
Veracruz, es el puerto más importante de México. A él arribaron los españoles el 22 de abril de 1519, viernes santo, día de la verdadera cruz. Llegar desde el mar a esta moderna y alegre ciudad, en la que se oye música constante, es una maravilla. A la entrada del puerto está el fortín de San Juan de Ulúa, cargado de historia, fortaleza desde el siglo XVI, defensa contra los piratas, luego prisión y, finalmente, en 1915, palacio presidencial de Venustiano Carranza. En una de las celdas del fortín, cuenta la leyenda estuvo encerrada la Mulata de Córdoba, bellísima hechicera, que dibujó con carbón un barco en el muro de su calabozo, sopló sus velas y huyó en él, desapareciendo en el mar.
Si vamos hacia el sur llegaremos al estado de Oaxaca, la tierra de Benito Juàrez, el primer presidente indígena de México. No hablaremos de sus magníficas playas ni de su fértiles valles, que le dieron nombre, limitémonos a la ciudad, uno de los enclaves más bonitos de México, con su plaza del Zócalo, donde se reúnen diariamente los oaxaqueños y los visitantes para oir la casi constante música de los marimberos.En 1987, la ciudad fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
En el atrio de Santa María de Tule, vemos el mítico árbol de Tule, se le estima una edad de 2000 años, su altura es de 40 metros y el perímetro de su tronco de 42. Ha querido la casualidad -u otra cosa más misteriosa- que en su tronco y sus ramas se representen formas zoológicas y antropomórficas «el rostro de los dioses».
