Aclamadísimo documental, pionero y modelo, que narra las duras condiciones de vida de una familia esquimal del ártico. La detallada realidad de esta raza, que vive en medio de un clima casi imposible para el resto de los humanos, es lo que plasmó el antropólogo, explorador y cartógrafo Robert J. Flaherty cuando fue a rodar la cotidianidad del esquimal Nanook y de su familia, en la Hudson Bay (Bahía de Hudson) -Canadá-, a comienzos de los años veinte. Ya entre los años 1910 y 1920 Flaherty, que había sido contratado por el magnate del ferrocarril canadiense William Mackenzie para explorar dicha zona, había realizado varias incursiones en la vida de los esquimales. Alentado por Mackenzie para que se trajera un documento animado con «ese nuevo invento» llamado cinematógrafo, Flaherty filmó en uno de sus viajes miles de metros de película, pero casi todo se perdió en un desafortunado incendio. Animado por su reciente esposa Frances, Flaherty se decidió a buscar financiación (encontrándola en la empresa peletera Revillon Frères) para volver a la Hudson Bay con el único propósito de hacer una película sobre los esquimales. Allí convivió con ellos, cámara en mano, durante más de un año, rodando su modo de vivir, sobrevivir, amar y cazar en la fría tundra canadiense. De vuelta a la «civilización», el singular documental de Flaherty apenas obtuvo un nulo interés inicial en Estados Unidos, y sólo tras su éxito en Europa, gracias a la distribución por parte de la Pathé, alcanzó su reputada notoriedad. Ni siquiera existía el término documental como género cinematográfico en aquellos años, así pues resulta aún más sorprendente que «Nanook of the North», un asombroso y lleno de fuerza relato humano, pueda considerarse no sólo el primer largometraje documental de la historia del cine, sino también uno de los mejores.
Dirección, guión y fotografía: Robert J. Flaherty
Producción: Revillon Frères
Países: EEUU y Francia
Año: 1922