En países como Pakistán siguen creciendo los ataques con ácido a mujeres. Se estima que el 40% de ellas son jóvenes menores de 18 años. Los agresores suelen ser pretendientes o exparejas que buscan venganza.
«Velo de silencio» relata la descarnada realidad de cuatro de estas jóvenes, que han tenido el coraje de mostrar sus desfigurados rostros y contar sus desgarradoras historias personales. Chicas a las que un día los hombres les borraron la cara, al sentirse humillados por su rechazo.
La legislación paquistaní es tan benévola con este tipo de actitud masculina que, si una mujer no es sumisa a un hombre, él tiene plena libertad para hacer lo que quiera con ella. Por eso, la violencia doméstica está muy extendida, es invisible y además, se encubre.
La organización «Vuelve a Sonreir» ha reparado el rostro a unas cien mujeres. Otras cuatrocientas esperan ahora que su velo de silencio, de dolor y vergüenza caiga con su nueva cara. Muchas disponen de una formación y un empleo en los salones de belleza de Masarrat y todas han recuperado algo que jamás pensaron que podían repetir. Hoy vuelven a sonreír.