Vida extraterrestre (Redes)

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La imagen de marcianos llegando a la Tierra en naves espaciales es una de las más recurrentes del cine de ciencia-ficción. Si sustituimos a los hombrecillos verdes por microorganismos y las naves espaciales por meteoritos, podríamos estar bastante cerca de la explicación del origen de la vida en la Tierra.

Una de las teorías acerca del inicio de la vida afirma que microbios y bacterias podrían haber viajado a la Tierra desde Marte dentro de rocas que llegaron aquí a través de asteroides y cometas. Esta es la idea que defiende el astrobiólogo Paul Davies, que nos explicará como pudieron desplazarse estos microorganismos por el espacio sobreviviendo a temperaturas bajísimas. Ante esta afirmación queda una pregunta en el aire: ¿podría ser que actualmente conviviesen en nuestro planeta otras formas de vida alienígena que nosotros no sabemos reconocer?

Para Davies el origen de la vida plantea tres preguntas básicas: ¿cuándo, dónde y cómo se estableció la vida por primera vez en la Tierra? Para llegar a responder a estos misterios primero tendremos que saber si la vida constituye un fenómeno químico insólito muy poco probable o al contrario es un proceso automático, fruto de las leyes que rigen el Universo y por lo tanto muy probable.

El reportaje incluye la entrevista con Paul Davies y un debate de Eduard Punset con la investigadora del Centro de Astrobiología Susana C. Manrubia y Manuel Lozano, Catedrático de Física Atómica de la Universidad de Sevilla.

http://www.youtube.com/watch?v=IAgxvhsqUxU



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1 comentario en «Vida extraterrestre (Redes)»

  1. Vamos a ver. Todo lo que se dice está muy bien, pero en mi opinión hay muchas otras cosas que no se están considerando. Por ejemplo, que las huellas más antiguas de la fotosíntesis, tal y como la realizan las plantas -fotosíntesis del agua con dos «carburadores» o fotosistemas perfectamente sincronizados-, se han fechado en unos 3500 (+/-100) millones de años. Esto significa que otras versiones fotosintéticas menos sofisticas, o más simples, son aún más antiguas, pero de las cuales no hay huella alguna; con toda razón debieron «gestarse» en periodos anteriores a los 3500 m. a. citados,pero ¿cuánto tiempo antes?

    Si las cosas fueron como aquí las planteo, entonces las biofirmas más antiguas de actividad clorofílica serán aún mucho más lejanas, máxime cuando se piensa en que el ritmo de la evolución era mucho más lento al principio (recuérdese la paradoja que Kelvin le presentó a Darwin al respecto de cuánto tiempo sería necesario para explicar los procesos evolutivos, y que atormentó a éste el resto de su días al no ser capaz de resolverlo). En suma, que habríamos de situar en unos 4000 m. a., por lo menos, el origen del fenómeno fotosintético. Y que conste que aún no hemos planteado la cuestión de cuándo surgió la primera célula, obviamente en momentos mucho más profundos del tiempo. Así que se me ocurre que tal vez, sólo tal vez, la vida pudo haber aparecido antes incluso de que nuestro sistema solar se consolidase en planetas y una estrella de tipo G como regidora de su diunámica en todos los sentidos.

    Dicho esto, creo que la vida pudo surgir en la etapa nebular del sistema, cuando el Sol era apenas una nube dispersa de gas envuelto en el polvo procedente de explosiones de supernovas cercanas. En tal tesitura habría habido una franja de polvo y vapor de agua que dispusiera de las condicioens de luz y calor adecuadas (apantallada de las radiaciones nocivas por el polvo interpuesto entre el protosol y dicha zona; y,a medida que la situación fue avanzando hacia la génesis estelar, tal vez esa bioesfera pulverulenta fue disponiendo de materiales y tiempo para experimentar cualquier variante de ensayos químicos, siempre alimentados por el calor emanado del centro de la nube. Cuando la estrella alcanzó el inicio de su secuencia principal, la presión centrífuga generada en el proceso pudo expulsar a los confines gravitatorios del sistema las muestras bioquímicas -y tal vez de vida- formadas antes, congelándose y quedando intruidas en los bloques helados de los cuerpos exteriores de Kuiper y Oort; y cuando éstos «cayeran» al de nuevo al interior por desajustes orbitacionales de cuerpos que rozaran esos confines, sembrarían de esos microcomponentes biológicos allá donde cayeran: la Tierra, por ejemplo, o Marte, o Titán … De donde podría plantearse una lejana posibilidad dee que esa vida de nuestro sistema, de existir en algún otro cuerpo del mismo, participaría en lo esencial de la misma bioquímica básica.

    Y otra cosa más. si hay «semilleros»estelares en cualquier zona, es muy posible -solo muy posible- que los eventos protobiológicos que puedan darse sean comunes a las diversas estrellas que nazcan de semejante incubadora; tendríamos un tipo de vida común en las estrellas nacidas del mismo embrión gaseoso. Estas ideas ya las comuniqué el pasado año, en febrero, en una revista especializada de Madrid. Me gustaría saber qué opinan otros de este enfoque, supuesto que la astrobiología esla únicaciencia que aún carece de pruebas incontrovertibles.

    Señor Punset, en el programa de hoy, domingo 14 de marzo, he observado al menos una incorrección, o eso me ha parecido: en el vídeo se afirma, más o menos con estas palabras que una estrella es roja porque se acerca a nosotros, ¿no será al contrario?

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