Obsolescencia programada (Comprar, tirar, comprar)

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Baterías que se «mueren» a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas… ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?

Rodado en Cataluña, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, «Comprar, tirar, comprar» hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, «un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios».

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, y hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente

Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en «Comprar, tirar, comprar» se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.

A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en este trabajo de investigación, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de ‘material de segunda mano’ y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del «decrecimiento», la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.

https://www.youtube.com/watch?v=YsZzwnTLBWs



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7 comentarios en «Obsolescencia programada (Comprar, tirar, comprar)»

  1. Simplemente extraordinario, ojala fuera de maxima difusión para esta sociedad consumista en la que vivimos, y cada vez mas gente se diera cuenta de lo engañados que estamos. El camino comienza moviendo conciencias, y despertando de tanta tele basura, que lo unico que hace es idiotizar cada dia mas a la sociedad.

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  2. Genial, me ha gustado mucho el documental y era un tema que sólo conocía de oídas. En el capitalismo, el motor de la economía es el consumo: el trabajo se divide en la extracción de la materia prima, su manufacturación, fabricación y por último comercialización. El fallo de cualquier elemento de la cadena provoca una crisis. Sin embargo, actualmente si se frena el consumo eso provocaría un aumento considerable del paro, pero sigue siendo una contradicción que cuantos más recursos utilicemos mejor vaya la economía. La solución tendría que poner fin al sistema capitalista.

    Me parece especialmente interesante el caso de la impresora cuya vida útil está definida en uno de sus chips. No sé hasta qué punto será esto legal, ya que si es así deberían ponerlo en la información del producto; y no lo hacen, engañando al hacer creer al cliente que si la impresora deja de funcionar es por el uso, no porque el propio fabricante la bloquea cada x impresiones.

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  3. Me ha parecido interesante pero sinceramente hubiera preferido que se hubiera resumido en unos 10 minutos, pues es tan largo que se vacía de contenido.
    Pero que conste, aúpa con los documentales!

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